prensa



























ZNVISION
Canal de Noticias del Gran Buenos Aires

Octubre 2009
PRENSA
Figuración vigente: Agua reune a 24 artistas contemporáneos que trabajaron mediante sus obras sobre el elemento. La exposición podrá visitarse hasta el 8 de noviembre próximo en las instalaciones del Museo.
El Secretario General del Municipio, Julio Zamora, participó de la presentación de la nueva muestra Figuración Vigente: Agua que tendrá lugar en el Museo de Arte Tigre hasta el próximo 8 de noviembre.
En este sentido Zamora sostuvo: Nos enorgullece las cantidad de actividades que se realizan en nuestro Museo, haciendo de él un lugar vivo y dinámico, donde los vecinos y turistas pueden disfrutar de un atractivo variado al tiempo que agregó: Queremos que el MAT siga creciendo en participación ciudadana, para que los vecinos lo tomen como propio observando obras y haciendo de este un lugar con mucha energía cultural.
Asimismo, la Directora del Museo de Arte, Diana Saiegh agregó: Buscamos abrir el Museo a la comunidad con obras de primer nivel, sosteniendo el apoyo a los artistas locales y consolidando el lugar que tiene nuestra insitución en el circuito cultural del país.
La muestra, realizada en conjunto con la prestigiosa Galería Holz, congrega las obras de veinticuatro reconocidos artistas contemporáneos de la escena local, que trabajaron sobre el elemento AGUA como temática de proyección universal.
Este grupo de destacados pintores provenientes de diversas líneas estéticas ofrecen representaciones de lo paisajístico, de lo humano, de lo ecológico, de lo onírico, relato, cuento y poesía; incógnitas y contemplación, pero por sobre todo, en cada uno de estos trabajos, hay oficio, entrega y compromiso.
Asimismo, cabe destacar la misión especial del Museo de Arte Tigre respecto al arte figurativo argentino, rescatando las obras de aquellos artistas que transitan el cambio de esa búsqueda expresiva y resaltando el valor permanente del dibujo en los diferentes aspectos de la creación.
Los artistas participantes en la exhibición son: Álvaro, Benguria, Bernasconi, Carletti, Compagnucci, Correas, Dowek, Eguía, Fontes, Grun, Marchi, Maza, Passolini, Perrotta, Prunello, Reato, Sainz, Torretta, Wendel, Zel, Zelaya, Ramírez, Viñas, Iglesias Brickles.
Estuvieron presentes el Titular de la de Desarrollo Turístico, Roberto Romero; el Titular de la Agencia de Desarrollo de Empleo e Inversiones, Eduardo Fernandez; el Subsecretario de Inversión Pública, Rodolfo Díaz Molina; el Subsecretario de Planeamiento Urbano, Pablo Dameno; el Director de Gestión Cultural, Daniel Fariña; el Director de Patrimonio Cultural, Eduardo Devrient; la Directora General de gestión Ambiental, Leticia Villalba; el concejal Rorigo Molinos, funcionarios y vecinos.
Clarín
por Marina Oybin
Junio 2009
Siete artistas argentinos cuentan la historia oculta de una de sus obras
por Marina Oybin
Pintado al óleo y con veladuras, Autorretrato a la manera de Holbein condensa una historia de amor: Gabriel Grün se representa con una escultura -`Niño Simio`- realizada por su novia, la artista Lorena Guzmán. Además, Grün sostiene en su mano un pequeño retrato de ella, con un texto que aclara que `reserva para su mayor afecto la diestra`. Hay en este homenaje, que recuerda a las pruebas románticas del amor cortesano, una caja con un mechón de cabello que ella le dió cuando tenían 19 años. Y una inscripción en latín que indica la edad de ella.

D'mode
revista de diseño
Galería WUSSMANN de Buenos Aires
Mayo 2009
Superclásico
Hasta fines de Mayo pueden verse las once obras de formato grande que, después de un año de trabajo detallista, el pintor Gabriel Grün colgó de las altísimas paredes blancas de la galería Wussmann.
A diferencia de la mayoría de los artistas de treinta años, Gabriel no se esfuerza por ser contemporáneo sino todo lo contrario: con influencias del Renacimiento y del Barroco, quiere reivindicar la pintura figurativa clásica, y eso lo ubica más cerca del Louvre que del Pompidou, más acorde al Prado que al Reina Sofía. Para él, "el secreto de las obras maestras está en la pericia, tiempo y dedicación que se emplearon en ellas, en la ejecución lenta, elaborada y meditada", y eso se nata en sus cuadros, porque cada uno está cuidadosamente trabajado desde su protagonista central hasta el paisaje de fondo. Desde fines de marzo y hasta el 30 de mayo, en la galería de la calle Venezuela habitan sus retratos de personajes míticos como la nereida Galatea, la encerrada Dánae, sátiras, hermafroditas, una mandrágora (legendaria planta afrodisíaca) en un insólito formato alargado (180 cm de alto por 30 cm de ancho), monstruos antropomorfos y figuras del tarot, algunos en formato circular de tondo renacentista, todos desnudos y minuciosamente esculpidos con un pincel tan afilado y detallista como apasionado e intenso.
Gabriel vive y trabaja en Buenos Aires, en la casa-estudio del barrio del Abasto que comparte con la escultora Lorena Guzmán, pero sus obras ya trascendieron las fronteras del país y forman parte de prestigiosas colecciones de Italia, Holanda, Estados Unidos y Brasil.

Clarín
revista Ñ, por Mercedes Perez Bergliaffa
Galería WUSSMANN de Buenos Aires
Mayo 2009
Un renacentista contemporáneo
Gabriel Grün pinta con el placer y la técnica de un clásico. Pero es, como él dice, inexorablemente contemporáneo. Admírelo en Wussmann.
por Mercedes Perez Bergliaffa
A la vieja usanza, casi como un pintor renacentista, Gabriel Grün crea sus obras con claroscuros, paletas reducidas, detalles simbólicos y paciencia, mucha paciencia. No es casualidad, él mismo eligió cuidadosamente ese camino de adquirir pericia en la pintura y respetar los tiempos y usanzas originales de un material ya tan antiguo como es el óleo.
"Los problemas de técnica, composición, color y tono son suficientes para mantenerme entretenido y no pienso que sea posible trascenderlos tan facilmente", explica las razones el pintor, en el texto sobre la muestra que se realiza actualmente en Wussmann. "Me forjé la utopía de emular y aprender de los maestros clásicos a partir del criterio más simple: confiando en mi gusto", agrega. Esta confianza en el propio gusto no es una decisión menor para nadie. Menos aun, para un artista, que se expone, literalmente, al público en cada muestra.
La obra de Gabriel Grün no tiene similitud con otras. Dentro de la generalidad de los artistas sub-30 locales, queda fuera de cualquier clasificación. No pretende ser agradable, ni clorida, como para quedar bien en un living. No quiere ser semiornamental o experimental, características que la repetición casi sin límite convierte en vulgares, en mucha de la pintura joven contemporánea. Para Grün la misma utilización del óleo con técnicas renacentistas, o sea, el acto de pintar con ese matrial es, en sí mismo, un goce.
Podría decirse que desde el punto de vista de su técnica impecable, pulidísima, y de los materiales que utiliza, este artista es, sin dudas, una rara avis en el panorama general y local del arte, Pero también desde el punto de vista temático y conceptual.
Si uno se «para en el centro de las salas de la galería Wussmann y observa la serie de obras de un solo vistazo, advierte inmediatamente que hay motivos que se repiten: ante todo y de manera prácticamente excluyente, reina el cuerpo humano. Con el conocimiento minucioso y maravillado de un anatomista, Grün pinta una y otra vez a sus -muchas veces mitológicas- criaturas desnudas, acostadas, reclinadas, de espaldas, de frente; a veces, con partes magistralmente metamorfoseadas: como cíclope, mitad humana-mitad cordero , mitad humana-mitad gallina... Esos cuerpos, que nunca son el mismo, siempre tienen un rostro: el de su mujer, Lorena Guzmán, también artista plástica.
Impacta la utilización de una paleta determinada para esos cuerpos, la cuidadosa elaboración de sus venas y de los volúmenes de sus músculos, la luz que hace que las formas contrasten como si estuvieran ubicadas bajo un spot, bajo una luz que hace más visible toda imperfección o perfección de la piel. Como bajo una lupa, con amorosa dedicación, el pintor realizó estas Lorenas de mil maneras.
Hay una obra, "Colgado", que es la excepción: una tela de gran formato (200 x 130 cm) en la que se ve al mismo artista, desnudo, colgando de cabeza de un árbol, sostenido por una soga atada a su pie. Muy probablemente se trata de una representación del arcano número 12 del tarot, "El colgado", que significa "la entrega". Y casi seguramente la entrega a la que hace referencia es la suya al arte.
Es posible imaginar que Grün debe tener largas jornadas de trabajo. El óleo, para los tiempos que corren, es una técnica con un tiempo de secado no apto para la impaciencia contemporánea.
Es visible, en el trabajo de Grün, que ama la simbología y temática del Renacimiento: algunos de sus cuadros llevan nombres como "Vanidad" o "Sátira" (lo nomina como el femenino de "sátiro"), típicos temas neoclásicos o cristianos. Y es evidente también que tiene sed de perfeccionamiento, de profundizar hasta los límites en la técnica que utiliza y en el tratamiento del cuerpo humano, que en él parecen volverse inagotables. Por último, podría decirse que, a partir de mitologías y simbologías, Grün elaboró un micromundo de desnudos y relaciones íntimas, en el que elige zambullirse.
Pero su potencia no viene tanto de todo esto y del virtuosismo de su pintura, sino de sus convicciones. Elige seguir el camino que le interesa, a pesar de que no sea el de la moda. Este coraje de ser independiente, de seguirse a sí mismo a pesar de los gustos generales o imperantes, le va marcando un camino muy delimitado. Lo dice en el texto del catálogo, que es casi su manifiesto: "Uso un lenguaje pictórico que me deleita y al que ningún requerimiento de contemporaneidad me hará renunciar".

La Nación
Revista ADN cultura
por Julio Sánchez
Galería WUSSMANN de Buenos Aires
Mayo 2009

Veredas opuestas
Por Julio Sánchez
Para LA NACION - Buenos Aires, 2009
"Me siento más cómodo en el Louvre que en el Pompidou", afirma sin empacho Gabriel Grün. Y es algo que pocos se animan a decir en voz alta por miedo a parecer poco progresistas o quedarse fuera de las últimas tendencias. "Concibo la obra de arte como una indagación del espíritu, no soy afecto a los recursos que buscan reforzar la modernidad de la obra y no siento que tenga que esforzarme en ser contemporáneo, lo soy inexorablemente", agrega uno de los pocos jóvenes creadores (de apenas 31 años) que no buscan soportes exóticos porque saben que la novedad no es un mérito en sí y se entusiasman con la tradición pictórica.
Los once trabajos colgados en la galería Wussmann son figuras humanas y semihumanas, diez mujeres y un varón. El hombre es un autorretrato a la manera de El Colgado, el arcano XII del Tarot, totalmente desnudo y vulnerable, con las manos atadas atrás, sostenido de una pierna mientras la otra se dobla para formar un "cuatro", indirecta señal que remite al arcano IV, El Emperador. Ya en 2006, Grün había presentado la serie completa de los arcanos recreada -tal como hicieron Xul Solar, Niki de Saint Phalle y Salvador Dalí en el siglo XX- desde su propia mirada. Curiosamente, las figuras femeninas son nuevas versiones de personajes masculinos extraídos del universo mitológico griego, como una Sátira, mitad mujer, mitad macho cabrío o una Galatea, aquella ninfa inútilmente pretendida por el horrible gigante Polifemo, que el pintor presenta ahora como una mujer de un solo ojo.
Muchas de las pinturas tienen forma de "tondo", tal como se estilaba en el Renacimiento italiano, y sólo una tiene un rarísimo formato alargado, de 180 cm de alto por 30 cm de ancho; es la curiosa versión de una Mandrágora, aquella legendaria planta afrodisíaca conocida como Manzana de Satán o Planta de Circe, cuya raíz antropomorfa suele medir más de un metro. Dice la leyenda que la mandrágora nace a partir de la eyaculación de un muerto, pero Grün pinta la raíz con forma de mujer. Una vez más, insiste en feminizar las figuras masculinas.
En casi toda esta nueva serie las figuras se destacan sobre un paisaje cuyos árboles, flores, frutos y plantas están pintados con una precisión manierista hasta la exasperación, como en aquel diente de león (conocido como "panadero" en nuestra pampa) soplado por el viento y resuelto minuciosamente, casi quirúrgicamente, con un pincel de un solo pelo. Como aquellos pintores viajeros que exploraron nuestras tierras, Grün pinta una flor rosada del palo borracho que oculta las partes pudendas de la alegoría de la Vanidad, una mujer desnuda que se mira al espejo, mientras a su lado un pavo real despliega su cola con soberbia y pedantería, creando un contrapunto entre el símbolo cristiano de la vida eterna y la vanitas de una mujer joven.
Arte al Día
por Marcela Costa Peuser

Galería WUSSMANN de Buenos Aires
Mayo 2009

Gabriel Grün. Un clásico contemporáneo
por Marcela Costa Peuser
Gabriel Grün no se esfuerza por ser contemporáneo, simplemente lo es. Disfruta pintando a la manera de los maestros clásicos del Renacimiento. Lo hace lentamente, meditando cada pincelada, respetando los materiales que utiliza y con una paleta limitada. Una paleta en la que predominan los tierras y la luz. Para sus cielos se reserva el auténtico lapizlázuli. La figura humana no tiene secretos para él, es su centro. La ilumina, le da vida y la inmortaliza. Sus personajes -representados por él mismo y su mujer- y los temas elegidos parten, generalmente, de algún rincón de la historia del arte, recorren los laberintos de la mitología y la leyenda y nos sumergen en su fantástico mundo interior.
La muestra resulta un homenaje al oficio de pintar, una invitación a disfrutar de la pintura-pintura. Se trata de once obras de distinto formato, varias de ellas de importante tamaño y en las que explora diferentes paletas con exquisito virtuosismo. Un pintor contemporáneo que aprende de la observación, se siente más cómodo en el Louvre que en el Pompidou y se obliga, día a día, a desarrollar un mejor manejo de las herramientas pictóricas porque, como él mismo sostiene, "El trabajo de artista te demanda toda tu vida."
Clarín
revista Ñ, por Eduardo Villar
Galería RO de Buenos Aires
Junio 2007
El Amor según Lorena y a la manera de Gabriel
por Eduardo Villar
Gabriel Grün (29) se define como "casi autodidacta" pero -o tal vez por eso mismo- sólo tiene maestros de excepción. Eso es algo de lo mucho que se ve sobre su trabajo en la muestra de autorretratos "a la manera de" grandes maestros de la pintura occidental, en la galería RO: Durero, el Bosco, Leonardo, Ribera, Caravaggio, Van Eyck, Holbein. A la manera de Holbein es precisamente el autorretrato del cual se reproduce aqui un detalle. Y en ese detalle hay dos detalles: una escultura y una nota. La escultura es "Niño simio" (foto de abajo), que expone Lorena Guzmán (28) en su muestra El amor según Lorena hasta el miércoles en la galería Vasari. La nota -que el niño simio parece estar leyendo atentamente- habla de un retrato (fuera del cuadro) que el autorretratado tiene en su mano derecha: Lorena, pintada en miniatura, a la manera de Holbein (y de Grün). Obvio: Grün y Guzmán son pareja. Y sus trabajos están llenos de citas y encuentros.

La Prensa
Diario de Buenos Aires, por Albino Diéguez Videla
Galería RO de Buenos Aires
Junio 2007
Lo clásico de hoy
por Albino Diéguez Videla
Cuando vimos por primera vez las pinturas de Gabriel Grün (1978) en 2004 las comentamos auspiciosamente, porque demostraban la independencia de un pintor joven que no se avergonzaba de saber pintar como los maestros del Renacimiento.
Hoy Grün sigue pintando así y ha conformado la serie 'Alter Ego', en la que reitera su autorretrato con sucesivas llamadas a Leonardo, Holbein, Durero, entre otros genios del arte antiguo. Lo de nuestro pintor está muy lejos de lo pretencioso porque cada pieza tiene referencias a la actualidad y más de un sesgo surreal que la convierte en una adivinanza de múltiple respuesta. (...)

Buenos Aires Herald
Diario de habla inglesa, por Alfredo Cernadas Quesada
Galería RO de Buenos Aires
Junio 2007
Expert on ego-trips
by Alfredo Cernadas
for the Herald
All average humans have egos. Artists are not average people and their egos match this singularity, so it`s not surprising that more than a few have painted their self portrait, not once but many times. Gabriel Grün is one of them. In fact, he seems to specialize in self portraits, actually revelliung in that genre. In which, by the way, he happens to excel. Such as in his latest ego trip, in which, Ernst Gombrich stated (quoted by Gabriela Siracusano in her excellent catalogue introduction): "art feeds on art more than on nature". For Grün, on this occasion, that means paying homage to admired old masters such as Bosch, Memling , Van Eyck, Da Vinci, Dürer, Holbein, Caravaggio and Ribera, feeding on their art in order to produce his own, with admirable results. There are many reasons to admire Grün`s output. One is his respect for his craft, to which he is devoted heart and soul, dedicating endless hours of study first (drawing, perspective, painting) and then to hard, conscientious work, the outcome of the former dedication. He must be one of the very few of the artists of his generation who shows true respect for his art. Especially now, when anything goes and so-called artists choose the easiest road and the most they know about great masters is a picture of La Gioconda. Not to speak of the stuff they turn out, which should be shown in a kindergarten instead of a gallery - or ArteBA.
But Grün goes beyond mere technical virtuosity, even if he obviously revels in it. Maybe he is possessed by the masters` spirit when he appears on the canvas or board, surrounded by scenes and objects that seem to have willingly emerged from the past to frame the personage he has recreated, immersed in magic worlds of breath taking beauty. Those men are also thrillingly alive, as if they were about to step out of their legendary world into ours.Yet Grün`s pictures go beyond the mere ego trip. He sometimes gets under the skin of other personae than himself, whether real of legendary. Thus he shows up as Marsyas, the faun who dared defy Apollo, and as the young David, with the severed head of Goliath (Grün again, but older). Which, by the way, makes me wonder how many young artists are acquainted with mythology nowadays. Other amazing aspects of Grün`s output and his involvement with his present quest are the methods, pigments and aglutinating elements he is now using, mixing and/or grinding them in order to obtain the desired, authentic visual effect. It`s an identification with the masters that breathes new life onto their works, which also shines in the lively expressions of each portrait, some of which are not devoid of a pinch of wry humour. (Da Vinci, Holbein). Yet another show of disdain for the law now more than ever ruling humanity, that of lesser effort (not to mention Murphy`s, but that is another story). But, for all the admiration this artist`s technique ellicits, what really matters and shines in these works, is that they have soul. Technical perfection can, after all, be achieved with a lot of hard work.

Ambito Financiero
Diario de Buenos Aires, por Laura Feinsilber
Galería RO de Buenos Aires
Junio 2007
Grün: autorretratos al modo renacentista
por Laura Feinsilber
Un pintor que actualmente prepara sus pigmentos a la manera de los artistas del pasado, que el paso del tiempo no ha logrado corroer y que aún despiertan nuestra admiración, es toda una rareza. En una época de desencanto donde casi todo es desechable, la exposición de Gabriel Grün 'Alter-Ego' invita a preguntarse si es el afán del artista por perdurar en el tiempo y también si la imagen lograda esconde una vanidad a ultranza al mirarse en un espejo que le devuelve aquella ya consagrada por la historia del arte y de la que se apropia casi sin pudor.
Se trata de un conjunto de autorretratos, pintados a la manera de los artistas del Renacimiento, época ya muy lejana pero en la que el hombre tenía algo en común con el de hoy: aprender a pensar en términos acrdes a un mundo en permanente transformación. En exposiciones anteriores Grün ya había demostrado su gran maestría pictórica, un hecho de gran significación considerando que este joven artista se atreve a remar contra la corriente.
Grün realiza una suerte de disección de artistas que admira, entre ellos Durero, Leonardo, Memling, Van Eyck, Holbein. Se instala como imagen principal, se mimetiza, recurre a artificios varios, deja huellas de su vida cotidiana, de sus amores, deja pistas de elementos que en el futuro quizás formen parte de la leyenda como la que rodeaba a muchas de las obras de ese entonces. En esta muestra se revela como un gran retratista de sí mismo, no aparece distante, invita a bucear en su interior, amo y señor de un pincel riguroso y obsesivo, un intérprete personal de obras míticas, un reto personal. (...)

Arte al Día
Revista de cultura
por Cecilia Fiel
Galería RO de Buenos Aires
Junio 2007

Abstractos o figurativos, pero vigentespor Cecilia Fiel
Las pinturas de Gabriel Grün recrean las poéticas de los grandes maestros del arte universal como Bosco, Van eyck, Leonardo y Caravaggio entre otros. Sus obras no son solamente un 'autorretrato a la manera de' como el mismo artista coloca en sus títulos sino que poseen un gesto contemporáneo cargado de ironía y de cita. Grün toma la historia del arte como material de sus creaciones reivindicando el oficio de pintar con resultados por demás positivos. (...)
La Prensa
Diario de Buenos Aires, por Albino Diéguez Videla
Galería RO de Buenos Aires
Junio 2007
Clásico de ahora
por Albino Diéguez Videla
Gabriel Grün (Buenos Aires, 1978) sigue pintando como un 'old master' y así ha conformado la serie 'Alter Ego' en la que reitera su autorretrato con sucesivas llamadas a Leonardo, Holbein, Durero, entre otros genios del arte antiguo. Lo de nuestro pintor está muy lejos de la pretensión anecdótica porque cada pieza tiene referencias a la actualidad y más de un sesgo surreal que la convierte en un interrogante abierto.
Lo curioso es que la belleza innegable de cada pintura de Grün remite por igual al pasado y a la actualidad, reiterando el encadenamiento innegable del arte de buen cuño.

Ticket
Suplemento del diario La Nación
por Sabrina Cuculiansky
Galería Holz de Buenos Aires
31 Marzo 2006
ARTE Estéticas sobre el Tarot
Cinco artistas jóvenes revelan cada uno de los arcanos con sello propio
Desde sus comienzos el Tarot se asoció al arte, explica Julio Sánchez, el curador de la muestra que exhibe la obra de cinco artistas sobre las figuras mayores de las barajas. En el siglo XV, la familia Visconti-Sforza encargó un lujoso mazo con láminas de oro y en el siglo XX hubo una explosión de cartas diseñadas por artistas ya que ellas tienen, se dice, el poder de cazar la imaginación. Salvador Dalí tiene su propio mazo y la francesa Niki de Saint Phalle hizo un parque de esculturas con los arcanos, algunas servían para habitar como casas. En la Argentina, Xul Solar creó en los años 50 su Tarot con correspondencias astrológicas (coecos astri), cuyo facsimil se exhibe en la galería en un marco triangular que propone siete caras a cada lado, un punto en el centro del triángulo representado por la carta 0 (el Loco) y el resultado el la representación de la relación existente entre Dios, el hombre y el universo, o la relación que hay entre el mundo de las ideas, la conciencia del ser humano y el mundo físico. Kirin, Artemio Alisio y Silke son también artistas locales que trabajaron sobre el tema, recuerda Sánchez, que seleccionó para la exposición a Claudia Melo y Bárbara Steimberg, que crearon sus obras a partir de la tecnología digital; Diego Perrota pintó las figuras con diseños de estilo precolombinocon líneas negras sobre fondo blanco; Gabriel Grün dibujó una serie matizada con cierto aire de mitología y perversión, y Dani Dan pintó otra con una estética más pop y 'graffitera'. El montaje de al muestra se realizó en 22 filas integradas por las figuras de cada uno de los artistas. La vidriera está intervenida por los diseños de Dani Dan. Claudia Melo, que además es tarotista, tirará las cartas con cita previa y Ana Zetina dictará un curso de introducción al Tarot.
Adivina Adivinador
Es un oráculo para consultar la sabiduría superior en forma de baraja. Su origen se rastrea en Egipto, la India y China, y fue introducido por los árabes en Europa. La primera carta que se conserva fue creada para el duque de Milán en 1415. Se compone de arcanos mayores y menores. Los mayores son 22, ilustrados con figuras como El Mago, La Justicia, El Colgado o El Loco (sin número). Representan simbolicamente a la naturaleza humana. Las primeras siete pertenecen al Reino de los Dioses (valores morales); las siguientes al Reino Terrestre (desarrollo del ego), y las restantes, al de la iluminación y la autorrealización.

Veintitrés
Revista de actualidad
Galería Holz de Buenos Aires
30 Marzo 2006
El tarot y sus representaciones
Tirame las cartas
Por D. R.
El pensamiento popular siempre relacionó al tarot con la brujería. Esta muestra colectiva dedicada a este oráculo en forma de baraja examina tal posición y, en todo caso, reafirma a los artistas como brujos de la sociedad. En un gesto que repite los de Aleister Crowley o Alejandro Jodorowsky, cinco pintores crearon su propio mazo con las figuras de los 22 arcanos mayores. Gbariel Grün recurre a representaciones inquietantes de las figuras del Tarot, cada una de las cuales revela tanto las profundidades del alma humana como los miedos psicológicos de la esfera social. Claudia Melo -que además tira las cartas in situ- usas la representación digital para crear unas figuras hiperrealistas cuya gestualidad las torna siniestras. Diego Perrota recurre a sus clásicos dibujos, Dani Dan configura sus fibras fosforescentes para un tarot pop y Bárbara Steimberg usa herramientas digitales. El arte, como el tarot, revela más de lo que la mera figuración indica. Es una buena oportunidad para comprobarlo.

Clarín
Diario de Buenos Aires
por Gisele Sousa Dias
Museo Nacional de Bellas Artes
29 Marzo 2006
Gisele Sousa Dias ESPECIAL PARA CLARIN
A 400 años de su nacimiento, Rembrandt (1606-1669) no ha muerto. O eso parecerá hoy, cuando el Museo Nacional de Bellas Artes abra las puertas de Rembrandt examinado, una muestra en la que 17 artistas contemporáneos intentarán demostrar que su excepcional modo de retratar la naturaleza humana sigue vivo aún después de cuatro siglos.
Artistas de varias generaciones, de ambos sexos y de diversas disciplinas evocarán el espíritu del pintor holandés desde una perspectiva contemporánea. Así, su obra más violenta,Sansón cegado por los filisteos cobrará vida en un video de Rubén Guzmán, sus autorretratos se verán pixelados tras haber sido descargados de Internet y La lección de anatomía del doctor Tulp, ícono de la pintura barroca, será una autopsia en un sótano clandestino: se trata de la obra del fotógrafo Marcos López, donde un grupo de amigos suyos posan de médicos y miran desafiantes a la cámara. La obra de López recuerda también el retrato icónico del Che Guevara muerto, que ya ha sido comparado con la obra de Rembrandt.
Carlos Alonso hizo su tributo a través de un autorretrato que nació de la combinación de Autorretrato con bastón y Autorretrato con paleta y pincel, ambos cuadros que Rembrandt pintó en su vejez.
Adolfo Nigro transformó un mapa de Amsterdam del año 1647 (lugar al que Rembrandt se mudó a los 25 años) en una "jironada", una suerte de collage creado con tiras de papel que cuelgan de sogas.
Otros jóvenes creadores como Flavia Da Rin y Gabriel Grün transitaron la huella de sus autorretratos. Grün, paleta y pincel en mano, se autorretrata, pero, ah, lo hace desnudo. Da Rin utilizó la fotografía digital para deformar los rasgos de su propio rostro. Es que Rembrandt lo había hecho a través de sus tronies, "rostros enojados y sorprendidos a través de los cuales el autor solía practicar ciertas expresiones", recordó Marjan Groothuis, la holandesa que es curadora de la muestra, junto a Julio Sánchez. Da Rin, como ingredientes, exploró el animé japonés que —como los dibujos animados de Pokemón— tiende a sobredimensionar los ojos.
Y así, plagado de recuerdos, se sucederá el aniversario. Arturo Aguiar juega con los intensos contrastes de luces y sombras. El cuadro La ronda nocturna fue recreado por Facundo de Zuviría. Allí, los militares de la pieza original se transformaron en los cartoneros de Buenos Aires y, queda al desnudo la afinidad de Rembrandt con los sectores desplazados. Esta faceta del artista también podrá verse reflejada en las obras de Eduardo Gil y de Lucrecia Orloff; la primera, un retrato de un internado del Borda. La segunda, la soledad de una anciana en un asilo.
La muestra, en definitiva, despertará a un Rembrandt innovador. O como dijo Groothuis, "a ese artista herético, el que siempre transgredió las reglas, el que siempre buscó algo más".

Arte al Día
Revista de cultura
por Rodrigo Alonso
Museo Nacional de Bellas Artes
Marzo 2006
Coincidiendo con los festejos mundiales en conmemoración de los 400 años del nacimiento de Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden, 1606, Amsterdam, 1669), el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires organiza la exposición “Rembrandt examinado (por 17 artistas contemporáneos)”, con curaduría de Marjan Groothuis y Julio Sánchez.
La muestra se propone como un espacio de confluencia para los artistas y las expresiones más diversas. Del grabado a la fotografía, del dibujo a la animación y el video arte, los curadores establecen un diálogo interdisciplinario arriesgado pero necesario, en vistas a la multiplicidad de propuestas por las que circula la producción artística actual. Igualmente osada es la selección de los autores, que va desde los experimentados y referentes indiscutibles en su campo Carlos Alonso, Juan Travnik, Alicia Díaz Rinaldi o Eduardo Gil, hasta artistas nóveles como Gabriel Grün, pasando por todo un espectro intermedio en el que brillan figuras de la talla de Marcos López, Facundo de Zuviría, Rubén Guzmán o Fabiana Barreda. La mayoría de los artistas ha tomado como inspiración obras específicas del maestro holandés, que cubren prácticamente todos sus períodos y preocupaciones. Los estudios humanos y los retratos han sido, no obstante, los preferidos.
Rembrandt fue un gran retratista de su época. A los retratos de distinguidos burgueses y sus propios autorretratos -que practicó con pasión (se estima que produjo más de cincuenta) en un tiempo donde éstos no eran valorados como lo serían posteriormente- agregó un conjunto de piezas en las que plasma la vida de los sectores marginados de la sociedad. Este tema se esboza también en la muestra que se anuncia en el MNBA, a través de la obra de Lucrecia Orloff y Facundo de Zuviría, entre otras.
Sin embargo, la obra de Rembrandt se identifica generalmente con la maestría en el uso de la luz, con la precisión de su técnica claroscurista que desarrolló a partir de su admiración por la pintura de Caravaggio y de los maestros italianos. En sus trabajos, la luz no posee un valor únicamente compositivo, de construcción de la tridimensionalidad, sino que tiene, además, cualidades simbólicas, emocionales y dramáticas. En la exposición, los trabajos con la luz abarcan tanto a la pintura como a la fotografía, y en registros que van de lo formal a lo emocional.
Aprovechando el valor nuclear que aquella posee en la producción fotográfica, Arturo Aguiar y Eduardo Gil exploran las transformaciones espaciales, los efectos visuales y los matices psicológicos que promueven los contrastes de luces y sombras. La atmósfera lumínica posee un protagonismo tan marcado como el de las figuras retratadas, trascendiendo el carácter documental del medio para enfatizar su capacidad creadora de situaciones y relatos.
Las nuevas tecnologías aparecen en la exposición destacando el espíritu contemporáneo y de experimentación que animó la obra del artista holandés. Los participantes que las han preferido ensayan la aproximación de estas técnicas al legado estético y formal de Rembrandt, encontrando no pocos puntos de contacto. De hecho, una de las preguntas más punzantes desarrollada a lo largo de la exhibición se refiere a la herencia real de la obra de Rembrandt —y de la historia del arte en general— sobre la producción de las nuevas generaciones. Más allá del espíritu apropiacionista y el gusto por la cita que se estandariza a partir de la década del 80, parece lícito preguntarse por los diálogos verdaderos con la tradición. La obra de algunos artistas, como Gabriel Grün, no deja lugar a dudas. Pero en otros, la pregunta continúa abierta.

Estímulo
Revista de Arte de Buenos Aires
por Jorge Rotenberg
'Centro Cultural Recoleta
Octubre 2005
Visita Guiada de Arte joven
'Llama profundamente la atención que en un aetapa donde los artistas contemporáneos prueban y experimentan con nuevas técnicas, nuevos soportes y tecnologías, una pareja de jóvenes artistas, Lorena Guzmán y Gabriel Grün, se expresen con materiales y tecnologías que evocan estilos clásicos con un claro realismo e inspirados en temas que, por ser a veces ignorados en estos tiempos, suenan novedosos. Si bien las imágenes tienen un fuerte componente erótico, respetan las tradiciones de los mitos encarnados por Medea, Narciso, Diana o Leda, entre otros' Con estas palabras el Ing. Jacobo Fiterman, presidente de la Fundación Alon, logra resumir la nueva propuesta de estos dos jóvenes artistas.
Esta exposición presenta un cambio temático en la obra de Lorena Guzmán. 'Empecé a trabajar estas esculturas como una vuelta a los referentes clásicos que yo más admiraba. Así cambió tanto el tema como la factura de mi obra. Pasé de tratar motivos muy autorreferenciales, que tenían que ver mucho con mi historia personal, a estas narraciones mitológicas, donde el significado se expande... Es un homenaje a los grandes escultores clásicos como Gian Lorenzo Bernini o Antonio Cánova'.
En su forma de encarar los mitos, la artista hace incapié en lo teatral, la interacción entre los personajes y la moraleja final. Sus modelos son dos niños de entre ocho y once años, que trasmiten inocencia en relación al rol que están interpretando. El público, por su parte, puede no ser un especialista en la temática de la muestra, pero eso no importa: 'Así como un artista no tiene necesariamente que saber cómo desarrollar un texto crítico sobre su obra, el público no tiene obligación de conocer todos los mitos para poder apreciar una pintura o una escultura que los represente'
Para Gabriel Grün, no es esencial en su obra la designación de un nombre o de una figura mitológica distintiva, sino más bien le interesa configurar una síntesis icónica del motivo. Resulta llamativo que en varias obras el personaje retratado es el propio artista, además del clima onírico que asoma desde el fondo de cada una de ellas. Un video muestra como Gabriel Grün dispara una flecha hacia la obra que lo representa practicamente en tamaño real, y así queda el trabajo final, con la flecha atravesándolo y la flecha sangrando. 'La muerte sólo está presente en forma de sufrimiento, podés sufrir si estás vivo...'. El artista exhibe en sus trabajos el delicado equilibrio entre pasión y autodisciplina, para no apartarse de su cuidada técnica.
'Mitologías' es una exhibición que muestra la evolución de dos jóvenes artistas con un promisorio futuro local e internacional.

Canecalón
Revista de cultura
por Jorge Porcel de Peralta
Centro Cultural Recoleta
Octubre 2005
Los revlonucionarios redescubren la academia... ¡y cómo lo gozan!
Un sugestivo ensayo sobre el arte –o lo que queda de él– después de los controvertidos años 90. Mezcla de apunte teórico con humorada irónica, el texto de Jorge Porcel de Peralta se acerca, además, a artistas y obras contemporáneas.
Mediados de los 90: nos resultaba obvio que las expresiones y actitudes progre (y políticamente correctas) eran inútiles para producir cambio alguno! Y nos resistíamos a ser abducidos por la fiestomanía grasa-noventosa (aunque muchos de nosotros, por temas de laburo, debíamos estar hundidos en ella). Antagonizar con estas dos culturas políticas (y políticas culturales) dominantes era al divino botón. ¿Qué hacer?
La revolution dans la vie cotidienne de los ex-revolucionarios de París del 68, sí haría felices nuestras pendejas vidas: una cultura juvenil alternativa, modos de relación deliberadamente friendly, un hedonismo útil y amoroso. El término alternativo siempre nos pareció meganabo... Pero, de hecho, era lo que: no ser revolucionarios, más bien revlonucionarios. Un iglú fluorescente, lleno de cielos electrónicos y espacios de viajes y diversión... 1 peso = 1 dólar.
Pero no para Miami, sino para Europa, Latinoamérica o el Oriente...
No para las revistas que se leen en la peluquería (como las que ahora atacan a los artistas, a los coleccionistas, a las redes como limados), sino para otras de diseño, arte, tatoo, nightlife.
¡Y la web! Con su frenesí de información: te ponías al día con lo que pasaba en Tokio, Berlín, Londres. Transpiramos ritualmente el house y techno "con actitud rockera" o más confortable y celestial... ¡pero no éramos chetos! ¡Qué esperanza!
Nos deslizamos felices por ese territorio indefinido de Palermo, Chacarita, Colegiales, Villa Crespo... con esa tácita espina dorsal en la calle Niceto Vega. Casitas viejas, clubes de barrio, goods vibes, complicidad distendida y amigable. Bellas Artes, la Dimensión Puán o las galerias de arte NO eran suficientes: creamos nuestros propios circuitos, las famosas redes, nuevas galerías.
Sin apoyo o identidad política alguna (aún con el intento ibarrista de promover un pibe alternativo/progre), sin sponsors (al menos al principio, hasta que Amadeo Pasa o Andrés Drole Scheingart nos enseñaron como producir), absolutamente solos.
Con nuestros buzos Adidas, nuestras camperas enguatadas y ropita de los setenta, hicimos una estética deportiva, futurista, tecnologicista muy RDA, tipografía helvética: la estética de la última fase de la modernidad, para resguardanos de la postmodernidad gangosa y perversa de la vida cotidiana de los 90.
Patitos orondos como los de Sandro Pereira chapoteando en el goce, sin culpa alguna, ni cortar el rostro a nadie.
Ahí advertimos que todo eso que tanto nos divertía era ARTE!
Así surgieron los artistas que ahora se denomina inercialmente contemporáneos. Para mí, los valientes y diversos herederos inmediatos de sus "hermanos mayores" de principios de los noventa del Rojas, la Fundación Banco Patricios, el ICI. Pero sin un Gumiemaier que los impulse. Muchos comenzamos a ser espectadores de arte y a imaginarnos artistas en Belleza y Felicidad, Sonoridad Amarilla, la Fuga Jurásica o el Buen Día.
Surgen el… ¿cómo decirlo? ¿Informalismo? ¿Conceptualismo? ¿Palermohollywoodismo? ¿Arte Fashion? ¿Arte ligth? (López Anaya dixit) ¿El diseño gráfico? ¿Las tipografías? ¿La moda? ¿La publicidad? ¿El cine arte? ¿Las series? ¿Los juguetes del ayer? ¿El lounge de los 50?¿El beat de los 60? ¿El pop de los 80? ¿Los departamentos o casas setentosos? ¿Los destellos de la cultura dance de la vida nocturna? No alcanzaría todo este número, amigos, para tender un camino de inventario del arte de la última mitad de los noventa y principio de esta década.
Un hito inicial podría ser la apertura de Belleza y Felicidad, pasando por la entrada en la cancha de la camada de la Beca Kuitca del 2004. O por la autodenominación de feria de arte contemporáneo por parte de ArteBa desde el 2003. Los nombres, innumerables. Los lugares, miles. Los eventos, millones.
Pero, llegando al excitante presente ¿qué les sucede a los pibes de oro, en plena aceptación por parte de gran parte de la nomenklatura? Sus novedosos y discutidos modos y temas de producción, cómo se configuran cuando ya se tienen tres muestras grandes sobre las espaldas.
Yo elijo una novedad, llamativa: el "descubrimento" de las viejas vanguardias, venerables tradiciones de la academia o de soportes considerados "reaccionarios" hasta hace muy poco, como el dibujo.
Se lee la historia del arte asiduamente, ya sea por estudiar alguna carrera, por concurrir a alguna clínica, o a algún curso dictado por un curador. Entonces el arte tiene predecesores, sus huellas nos deslumbran. El porvenirismo kosiciano muta o es desarrollado hacia los mismos confines experimentales de los artistas de otras décadas, de otros siglos. Una bella y necesaria insolencia: se cree poder continuar las indagaciones de un Lozza, un Paternostro, un Mondrian o los mismísimos renacentistas. Ya se sabe: la gracia de producir un cover, no reside en clonar al uso nostro, sino en mutar cualquier variable de la obra o su totalidad, como si uno la hiciera brotar de la propia intimidad personal y nada más: un adulterio divertido, que no es un plagio simulado. Un gesto muy posmo: si ya alguien inventó Tita y Rodhesia, convirtámosla en alfajor.
Geometrismo
1 Carla Bertone añade texturas alfombrosas, temperamento femenino y una estrategia curatorial a los rituales visionarios de Lozza.
2 Carlos Malvestiti se hace prologar y descubrir por el ya mencionado Lozza en el Borges, con un ensayo prolijo de las bases de geometrismo: decorosos rectangulitos ansiosos por eyectarse hacia el espectador: dinámica, ansiedad & liturgias de planos desechados, todo esto raramente resuelto en el geometrismo...
3 El virtual optical art suspendido en una académica abstracción. Martín Di Paola: criterio cromático indiscutible, rajando de todo concretismo: más bien planicies fantásticas, un ordenamiento inconscientemente urbano: una ciudad a ser descifrada. Siempre me pareció de ciencia-ficción.
4 Las frecuencias refinadas de Silvia Gurfein –"en el momento de la intersección entre la alta velocidad de mi mente"– en una situación, donde el registro de su tiempo interno personal hace olvidar copiosos intentos anteriores de otros linesurfers.
Calcula la filosofía de sus percepciones y su rastro interno: un viaje preciso en una diligencia sofisticada.
5 La deliberada saturación deliberada de Natalia Cacharelli hacia todos los sentidos pensables.
La repetición otra vez, pero en los ecos lineales; complejidad, pero no aturde: cerebral al estilo Mc Entire, pero a su modo.
6 El desarrollo de esas coreografías discretas hacia las tres dimensiones de Lacarra o en cierta obra de Joglar, ambos compinches de five o’clock teas y de vuelcos, sobre el plano madre del piso, con esas leves afectaciones que son los breves escapes de las rectas, con colores que les son plenamente solidarios.
7 La sobriedad académica, pero de resolución canchera de Sobrino. Una ternura extraña del Tucumán eterno de Braga Menéndez que no se propone repetir la inteligencia proverbial y seria de los 60 y 70, es, para muchos, la continuación de su docencia universitaria: ¡es lo que queríamos demostrar!
8 Daniel Giannone: lo hizo en el piso (¡la obra!) de la entrañable Pedro & Jacquie Green: una ludoteca apacible, que no la olvido.
Expresionismo
9 Ana Lisa Marjak, otra clásica de BM: pero con un psicologismo hermético que te puede sacudir en varias direcciones; el manejo del color está en su mejor fase y la rompe con la obra de gran tamaño: ¡ojo al piojo!
10 Déborah Pruden, siempre aplicando sus pinceladas ya míticas a su curvismo de sus retratos aperplejados o sus paisajes, nietitos de china.
Abstracción geométrica
10 bis Déborah Pruden roba en esta cancha también por su inquietud, que la empuja a autodesafiarse siempre: en su última y más rectilínea producción, lidera (¿sin saberlo?) una horda de abstractos geométricos rabiosos y ardientes. Pude espiar lo que se está haciendo por ahí y, como ella es muy libre y con alma de pradera, lo logra, y mejor que los que ya cabalgan.
Barroco, Renacentismos iniciales, Romanticismo, Pintura de caballete
11 Nahuel Vecino: "Volvió la pinturaaaaaaaaaaaaa!"
Y que: juega al segmento de sueño que está metido no en la vida (Calderón de la Barca: Chau!) sino en una ficción sin dueño: te queda una resaca emocional, como luego de ver una peliculaza o de tener un sueño increíble: transporta con una pincelada operística. Trabaja con el tiempo, pero con el de las antihistorias que promueve.
12 Lorena Guzmán & Gabriel Grun: entre los mitos y la religión, una vez más, pero la escultura ¿quién la sigue sosteniendo? ¿Y la paleta del renacimiento? ¿Los faunos y los sexos crudos? Ellos no son ni se sienten neoclásicos. Usan los lenguajes y los gestos de la academia, para provocar súpercontemporaneamente: así se sienten.
Para pensar
¿Qué pesará más en las decisiones y jugadas de estos nuevos artistas: seguir generando historia propia, "ser de su tiempo", generando –o siguiendo– los ritos de su época?¿Como Duville o Giaconi en el dibujo?¿Como los Oligateganumeric?¿Admitirán ser influenciados por los brillos augustos de los maestros de siempre y sus tretas legendarias?¿Mixturarán, metamorfosearán?¿Moda pasajera?
Toda la cultura que se edificó en estos últimos siete años: ¿será relevada por este nuevo desenterramiento de experiencias siempre ajenas, por más exitosas y consagradas que estas sean?
¿Ilustración prestigiosa o seguir echándole agüita a los seamonkeys de la experimentación posnoventera?¿El péndulo volverá a lo tribal y adorable de las propias experiencias de los nuevos jugadores que entran en la cancha vanguardista?
Un golem insospechado, con un poco de papá y mamá, ¿dirá ajó ajó?
Cha chán cha cháaaaaaaaaaaannnnnnnnnn

Arte al Día
Revista de cultura
por Laura Feinsilber
Centro Cultural Recoleta
Septiembre 2005

Nuevos Clásicospor Laura Feinsilber
En 2003 se exhibió en el Museo Sívori una muestra colectiva titulada 'Ovo Nero' que suscitó controversias pero que no dejó a nadie indiferente. En ese momento señalé que estos artistas trataban el cuerpo humano sin concesión alguna, a veces, con un dejo de belleza clásica y otras, de manera sangrienta. Se mezclaba la magia, la fe religiosa, el misticismo, una conjunción entre entre lo sagrado y lo profano, además de una idolatría de lo monstruoso. Las obras remitían al siglo XV, época de terrible depresión, de angustia contínua, el terror del infierno y del Juicio Final, pestes, hambre, guerras, diablos y brujas, según Huizinga, filósofo e historiador de la Edad Media.
Dos de sus ex integrantes, Lorena Guzmán (1977) y Gabriel Grün (1978) presentan actualmente 'Mitologías'. La primera utiliza yeso y resina de un blanco purísimo en esculturas de carácter realista inspiradas en obras mitológicas y en artistas como Alma-Tadema, Boucher, Millais, entre otros, disparadores de imágenes que no necesariamente están enraizadas en lo mitológico.
En la muestra a la que me referí al principio de esta nota, Loren aGuzmán se centraba en una historia personal de carácter dramático. En el giro que ha tomado su obra actualmente, la mayoría de los personajes son niños en actitud teatral, la blancura del material pareciera alejar, aparentemente, lo sexual y lo erótico, muy presente en toda la mitología.
Languidez, inocencia, una visión poética de la ondulación de la línea y los pasos de la sombra a la luz y más allá de las complicadas y diversas anécdotas mitológicas de Leda, violada por Zeus simulando ser un cisne perseguido por un águila o la más conocida, Zeus en forma de cisne haciéndole el amor junto al río Eurotas.
Pero como sostiene la artista, 'El público no tiene obligación de conocer todos los mitos y hay obras en los museos que incluyen referencias mitológicas que siguen deslumbrando por igual al que conoce y al que no conoce su trasfondo'.
Lo mismo sucede conotras obras como 'Diana' o 'Flora', ese ser vegetaldiosa de las flores y personificación de la primavera que Guzmán instala como un ejemplo de barroquismo.
Gabriel Grün también se inspira en maestros como Bosch, Brueghel, Dürer, Caravaggio, Rivera a quienes admira. Debe destacarse su calidad pictórica, resultado de un profundo estudio de los clásicos y de exigencias técnicas que respeta a rajatabla. Los personajes de Grün son Grün. El es su modelo, 'no puedo tomar a cualquier persona que no conozca como modelo, lo que pinto surge de lo que conozco'.
Imágenes de centauros, mitad hombre o mujer, mitad fiera salvaje, cabellos boticellianos, la 'ventana' de fondo, figuras femeninas con extremidades en forma de troncos de árboles, las flechas reales que atraviesan el cuerpo de San Sebastián, el mito de Leda, el cisne como Zeus, poseyéndola. ¿Por qué ambos artistas nacidos hace menos de 30 años se inclinan por esta estética que tienecientos de años? ¿Es apropiación, un vocablo que estuvo en boga en parte de los '80 y '90? ¿Demostración de la posibilidad de imitar la maestría de la que hacían gala esos autores, especialmente los flamencos?
No son ventanas a través de las cuáles podamos contemplar el mundo de un lejano pasado. El terror del infierno y del Juicio Final, diablos y brujas han desaparecido de la mente del hombre contemporáneo, no así la angustia, el hambre, las guerras. En realidad, expresan sentimientos, lo dice Grün, 'parto de lo que produce el cuerpo en mí'
La vida y el sufrimiento, el amor, el deseo, lo tanático, temas que estuvieron y están a lo largo de toda la historia del arte y en el caso de ambos artistas, los expresan de una manera que los lleva más allá de lo cotidiano. También al contemplador que le permite, al menos por un rato, traspasasr las fronteras entre el mundo de los sueños y el mundo de la realidad.
Ambito Financiero
Diario de Buenos Aires
por Ana Martínez Quijano
Centro Cultural Recoleta
22 Septiembre 2005
La historia demuestra que en escasas ocasiones surge un arte nuevo a través de una ruptura con el pasadoy, en este sentido, las vanguardias del siglo XX son una excepción. Lejos de entablar una escena de 'ininterrumpido pugilato con lo antiguo' (figura que utiliza Marchán Fiz para describir la batalla del arte moderno),gran parte del arte de todos los tiemposy, sobre todo, el actual, se ha convertido en un entretenido y amable discurrir sobre las corrientes estéticas del pasado. Y en este diálogo se incluye hasta la presunta 'novedad' que aporta la tecnología.
Lo cierto es que valorar la producción actual, teniendo en cuenta que la originalidad ha caducado, es un tema complejo, demanda un conocimientoexhaustivo de la historia del arte, sensibilidad e inteligencia. Entender las elaboraciones estéticas y conceptuales que los artistas talentosos aportan al complicado presente, descubrir sus fuentes de inspiración,y diferenciar sus rasgos, ya sean interesantes o brillantes, de las citas -obvias, la mayor parte de las veces-y de la reiteración decadente y regresiva, es tarea difícil.
Confusión
Lo cierto es que el panorama actual se ha tornado por demás amplio y confuso, pero a la vez excitante y atractivo, ya que si bien reina el 'todo vale', aquellos que saben detectar lo bueno, pueden, entre las piedras que no valen nada, descubrir el inconfundible oro puro. Eso sí, el cedazo a utilizar debe ser ultra fino, y el territorio a explorar se ha ampliado a toda la Argentina.
(...) los jovencísimos Lorena Guzmán y Gabriel Grün, ambos nacidos en 1978, ambos con una inclinación especial por el arte clásico y barroco y, más que nada, ambos, también, dueños de un oficio envidiable, presentan 'Mitologías'. La muestra, arraigada en imágenes bien reconocibles del pasado, desafía cualquier pretensión innovadora, y sin embargo, su relación con el arte contemporáneo es indiscutible. Las magníficas esculturas de Guzmán, 'Diana' o 'Leda', no sólo invitan a la comparación con las esculturas exhibidas en las muestras y premios más recientes, sino que además suscitan cuestionamientos esenciales.
Modelos
¿Por qué los escultores de casi toda la Argentina (...) miran casi exclusivamente a Dompé, Gamarra o Pájaro Gómez? Luego, si en verdad es válido inspirarse en Miguel Angel o Bernini, como lo hace Guzmán, ¿Por qué no explorar este universo tan vasto?
Junto a las sujestivas esculturas de 'Diana' o 'Leda' figuran las estupendas pinturas de Grün, el martirio de San Sebastián, la agonía de los centauros 'Cillaro e Hilonoma', el erotismo de 'Leda y el cisne', y su autorretrato como el dios 'Pan'. En suma, las obras tienen el sello kitsch y el estilo rebuscado de los tiempos que corren. Pero confirman la libertad de los artistas para revolver ese inmenso depósito de ofertas que es la historia del arte, y demuestran que no tiene sentido concentrarse en la misma mesa de saldos.

Buenos Aires Herald
Diario de habla inglesa
por Didier Maleuvre
Centro Cultural Recoleta
21 Septiembre 2005
ART IN CLASSICAL MODEBy Didier Maleuvre
For the Herald
Once upon a time titans walked the earth, elves and naiads played in enchanted forests where centaurs grazed and battled, swans ravished maidens, and jealous deities visited terrible punishment upon those mortals who, for intemperance or pride, transgressed beyond their human bonds: indeed the sort of stuff you may see in some Titians or Veroneses or Berninis: fauns, satyrs and naked matrons intermingling limbs, grappling at grapes and tossing up the ambrosia as though Christian guilt was still only a disgruntled rumor going round Rome’s low-life districts. Traditional painting and sculpture always welcomed these scenes and stories: they provided the pathos and heroicness that made for great plastic displays of colors, gestures, and forms.
Our age, as we know, is far more rationalistic. We subscribe to more muted tones, distrust the heroic mode, scoff at the grandiose, and have explained away myths and demi-gods. Enough of transcendence. Away with magic. Down with mythology. Modern art prefers the human and the everyday, the abstract and the intellectual but rarely the outrageously sensuous and mannerist. But the good thing about modern art is that it also pretty much lets you do what you please—including, being deliberately and unfashionably un-modern.
Gabriel Grün and Lorena Guzmán are deliberately and unfashionably un-modern. The former paints like the seventeenth century has only just begun and the latter achieves the sculptural delicateness of Victorian statuary. Both favor mythological subjects, characters half man and half goat, wreathed in flowers, mutating into trees, or copulating with swans. Their works are shot through with classical references lifted from the masters of European art: the purpose, however, seems not to do pastiche, to quote slyly or cleverly, to boast savoir-faire or to toy around with the classics. Nor is their works slavishly imitative. The astounding thing about Gabriel Grün in particular, the wonder and authority of his paintings, is that he really does paint as though he were a contemporary of Dürer, Grunwald or el Greco and, one may add, not a lesser contemporary at that. For Grün paints confoundedly well. I found myself absorbed by his background landscapes, his lacquer-black and fir-green valleys slashed through by the red of a volcanic sunset, the silver lace of a river, the brown crags of distant mountains, the same way Bruegel’s or Van Eyck’s horizons take you in. Grün’s landscapes have the power of absorption of a time spellbound by the far-away dreamlike horizon—the era before airplanes and telecommunications demystified distances. His foreground scenes are no less striking. His Saint Sebastian and his Pan stand before you with all the sinewy strength, the vivid carnality, the sensuous undulation of masterworks, of, say, Michelangelo’s “The Dying Slave”. But Grün of course is a modern. So where El Greco’s or Mantegna’s martyrs show the longing spasm of religious rapture, Grün frankly acknowledges the masochistic frisson. Here, perhaps, is the reason why the painter chooses himself as model for the saint, for his Pan, or for his Cillaro, the centaur fatally struck by an arrow. Grün evidently delights in submitting his body to the languid expressiveness of pain which classical artists habitually found in painting the Stations of the Cross. You will want to know that the arrows on his Sebastian are actual real-life arrows shot by painter with a bow at his own painting. At first the very idea gives you a squirm of esthetic faintness: how can the maker himself dare assault his own creation, so beautiful and magisterial? How did he know the arrows would dig themselves into just the right places? What if he had marred the whole by unsightly misplaced holes? What depths of sadistic self-aggression does this gesture reveal? And yet: is this not a way for the painter to suffer, in the very flesh of his creation, the danger and pain of his Sebastian? This is art with the courage of risk, art with guts, art with a heart.
How fresh, how heartening to find a contemporary artist who paints nudes but avoids the trite boring obviousness of sex or artsy-fartsy porn. He reminds you that nudity is also tremulous presence, not just voyeuristic flash. You feel the shudder of veins beneath the skin, you suffer the twitch and shiver of those muscles, the gentle fold of a breathing abdomen and you know there is a heart and a life and a soul inside that body. It is a long time since I have seen so moving a scene as his “Cillaro e Hilonoma”, the two lover centaurs who, mortally wounded, exchange a last delicate touch, he already in death as though in the tenderness of sleep, she with Botticelli hair—and between them, the searching aching loveliness of their touching fingers, a gesture and a detail that alone deserves anthology: think God’s and Adam’s digits on the Sixtine Chapel ceiling, only painted by Dürer. Or rather by Grün. This is quite simply art touching a height.
His painting of Leda and the Swan, on the other hand, is markedly kinkier. It makes a nice bridge over to Lorena Guzmán’s own sculpture of the bird-ravished maiden standing nearby. Guzmán too favors mythological subjects, Leda, Diana, Medea, Narcissus, but her treatment is more provocative. Her models are all children, and of course the viewer may not be ready for a girl-child toying around with a long-necked swan near her delicate labia, a school-age Diana humping a dog or a Narcissus boy with a vigorous erection. The closest thing to that we had before was Pinocchio. Is this only provocation? Not so. First because her sculptures are too preciously done to suppose they are only scandal-mongering (see the aching suppleness of Leda’s neck and back and you think of a Degas ballerina); and second because Guzmán is right to associate myths with the impulsive, tantrum instinctiveness of childhood: a time of unfuzzy frankness about sexual organs, cuddling proximity with animals, bogeymen and dreams.
Given their young age (together Grün and Guzmán’s ages barely top fifty), these two artists are proof that conceptual and technical mastery does not necessarily wait for maturity. It is impossible to imagine that they are not destined to yet greater things—we are clearly at the start of something great. Until then, their show is a delight not to be missed.

La Nación
Suplemento de cultura 'Vía Libre'
por Sabrina Cuculiansky
Centro Cultural Recoleta
2 Septiembre 2005
Heróicos y divinos
Lorena Guzmán y Gabriel Grün se propusieron una muestra conjunta donde pudiesen evocar a referentes clásicos que admiran. Y lo lograron. La exposición se llama "Mitologías" y está integrada por pinturas (de Grün) y esculturas (de Guzmán) que reproducen desde lo plástico el lenguaje teatral del mito, al mostrar la interacción de los personajes con sus acciones y el final en forma de moraleja. Narciso, Leda, Diana, Flora, Cillaro e Hilonoma son recuperados por el dúo. Desde lo escultórico, Guzmán elije utilizar como modelos a niños. "Quiero que mis personajes trasmitan cierta inocencia con respecto al papel que interpretan". El pintor, en cambio, utiliza siempre su imagen y la de Lorena como modelos, "son un punto de partida y surgen de lo que conozco". Cada obra está acompañada por la historia del relato mítico, pero no es necesario conocerlos para poder apreciar los trabajos.

La Prensa
por Albino Diéguez Videla
Galería Zamora21 Noviembre 2004

EL RARO GABRIEL GRÜN
En este momento la Argentina cuenta con varios buenos pintores ‘raros’, esto es: poco menos que inclasificables, aunque lo que hacen merezca un buen puntaje. Uno de esos ‘raros’ es José Marchi y otro Marclo Bordese, ambos muy alejados en temática y concepción pero unidos en la plenitud figurativa. A ellos ahora hay que sumar al muy joven Gabriel Grün, quien parece un contemporáneo de los Cranach y Durero, y de alguno que otro prerrafaelita inglés, menciones que darán una idea de su decisión de atemporalidad. Realmente de excepción es su muestra en la que retoma temas clásicos cargándolos de sensualidad, como en la Afrodita con el cuerpo salpicado de unas rosas que parecen heridas abiertas, la ‘Dama Azul’ que revive el tema de las exquisitas tapicerías de ‘La dama y el unicornio’, que se ven en el museo de Cluny, en París, una Serpiente que es la bíblica pero con la manzana trocada en simbólica cornamenta, un Hermafrodita que se autoposee, una Fruta que remite a las ‘vanitas’ españolas del 1500, la Metamorfosis vegetal de decidido encare medieval, y un Narciso florecido de ojos cerrados que es un autorretrato de Grün. La técnica impecable de Grün le ha permitido crear este conjunto de pinturas -curado por Julio Sánchez-, que por su belleza intrínseca y su misterio equívoco, alucinado, merecen ser descubiertas y admiradas.
Albino Diéguez Videla
La Prensa 21/11/2004
Muestra individual galería Zamora

Clarín
revista Ñ
por Ana María Battistozzi
Galería Zamora27 Noviembre 2004
Una pintura minuciosa y exasperante que muestra al cuerpo humano en su mayor crudeza. Desnudo y sin ninguna protección, tal como llega y como se va del mundo. Las pinturas de tamaño natural de este artista evocan la pintura antigua y exaltan la muerte y la vida en l acarne y la sensualidad.

Clarín
revista Ñ
por Alberto Giudici
Museo Eduardo Sívori
10 Enero 2004
PONER EL CUERPO
A poco de inaugurada en los plácidos espacios del Museo Sívori, en Diciembre pasado, estalló el escándalo. La muestra 'El Cuerpo como Destino', jóvenes artistas sin pelos en la lengua, irritó algunas buenas conciencias. Hubo un volante convocando a un cacerolazo frente al Museo, alegando que los temas tratados eran muy ofensivos, pero el rumos de un cierre apresurado de la exhibición mereció una rotunda desmentida de la directora del Sívori, María Isabel de Larrañaga, quien consideró inadmisible toda posibilidad de censura: “El arte es, quizá, donde la libertad de expresión es necesaria e imprescindible. No dejemos que esta libertad de crear sea amenazada”, advirtió.
(...)anuda dos claras vertientes. Por un lado, un bagaje formal cargado de citas y tributos al arte del pasado mediante la apropiación culta y paródica de Bosch, Grünewald o Baldung Grien, de los flamencos y especialmente del apocalíptico universo nacido al conjuro de la Reforma luterana. Por otro lado, y consecuentemente, una reflexión sobre el cuepo, sobre la dualidad que encierra, como un huevo negro, la vida y su corruptible sustancia. Dar factura visual a esta doble apropiación implica una compleja digestión que los artistas recorren sin tapujos y que proyecta al tiempo presente, una era en que el cuerpo destrozado con mórbida violencia es su marca más lacerante. el cuerpo, contenido y con-
tinente de lo humano, es la primera víctima de lo humano. Paradoja que da sentido al eclecticismo
estético del grupo.
(...)Gabriel Grün trabaja al modo de los retablos flamencos en un juego de sátiros con falos
en lugar de cuernos, cuerpos metamorfoseados con el reino vegetal y algún narciso con espejos en
los ojos como para que el espectador se vea, se ame, y de paso recuerde que Narciso somos todos.
Alberto Giudici
Revista Ñ, Clarín 10/1/2004
Muestra grupal Museo Sívori

Ambito Financiero
Diario de Buenos Aires
por Laura Feinsilber
Museo Eduardo Sívori
26 Diciembre 2003
'EL CUERPO COMO DESTINO'
Densidad es la palbra apropiada para la muestra del grupo “El Curpo como Destino ”(...) Recorren la historia del arte, de ese arte alojado en importantes colecciones de museos y al que actualmente casi no se mira porque, en general, son las megamuestras las que atraen multitudes. Por supuesto no intentan mímesis alguna pero las obras remiten a ese siglo XV que, según Johannes Huizinga, filósofo e historiador de la Edad Media, <fue una época de terrible depresión, de un espantoso pesimismo, de una angustia contínua, injusticias y violencias, con el terror del infierno y del Juicio Final, de la peste. de los incendios y del hambre, de los diablos y de las bujas>. Algunas de esas amenazas aún se encuentran en los estamentos de la sociedad contemporénea, no obstante los progresos científicos y las libertades conseguidas.
(...)Como si recorriéramos esas salas de los museos, hay retablos, paisajes con “vedutas”, personajes vegetales con ojos vacuos, habitantes del Infierno y del Paraíso, gólgotas contemporáneos, una cruza de magia, fe religiosa, misticismo, una conjunción entre lo sagrado y lo profano, además de una idolatría de lo monstruoso.
Un arte bizarro, revulsivo, que ha existido desde siempre y que, como en la antiguedad, esconde una revelación;no debe olvidarse que los monstruos guardaban la entrada de los lugares sagrados.(...)
Laura Feinsilber

Página 12
Revista Radar
por Laura Isola
Museo Eduardo Sívori
21 Diciembre 2003

LOS CUATRO JINETESHay, en el apasible verdor de los días de semana en el Rosedal de Palermo, un núcleo de inquietud. Más precisamente el lindísimo Museo Sívori alberga la muestra 'El Cuerpo como Destino'. (...)
Una primera pasada por las obras (...) revela una fascinación por ciertas zonas de la tradición artística ligadas a la muerte, la deformidad, lo obsceno entendido como el exceso de sentido, lo que ocupa demasiado espacio y hasta lo abyecto. Nada de esto es un invento reciente y de ahí las citas permanentes que estas obras hacen con sus precursores clásicos como El Bosco, Caravaggio, Shakespeare y tantos otros. Sin embargo, no es lo único que estos trabajos presentan a sus eventuales espectadores. Otro hallazgo de los artistas es haber logrado homogeneidad en la propuesta sin perder individualidad.
(...)Pero el ojo es desobediente y no quiere domesticarse (...) prefiere que lo dejen solo y meterse en otros ojos (...)
Y en esta muestra, quizás por su carácter tan fuertemente sobresignificado, esa tarea no resulta fácil. O sí. Porque de Grün interesa menos lo que sus cuadros de sátiros exhiben sino cómo revisa la erótica clásica o la inmersión en ese pulcro universo salvaje de su autorretrato de cuerpo entero con ojos de espejo y piel de animal. (...)
Laura Isola

Magenta
Revista de Cultura
por Claudia Laudanno
Museo Eduardo Sívori
Diciembre 2003
LA POETICA DE UNA FISICALIDAD EXTREMA
(...)¿De qué manera un pintor o un escultor, relativamente ajeno al conjunto de sucesos y anécdotas que rigen los mecanismos internos del circuito y el mercado del arte, se puede integrar en una corriente de trascendencia y coherencia interna, aunque sea incluso desde un supuesto anacronismo figurativo, que exhibe la piel de la pintura y de la escultura? Esta es justamente la hipótesis del corpus de obras de la muestra 'El Cuerpo como Destino'(...)
(...)Las poéticas de los artistas aluden, en forma más o menos indirecta, a las temáticas de la muerte, la metamorfosis, la hibridación, el hermafroditismo, las distorsiones físicas, la devastación, la culpa y la carga de violencia presente en el comportamiento del hombre actual.
(...)En tanto, Gabriel Grün es el que más indirectamente alude al filón necrofílico. Sus pinturas realizadas en tabla o en lienzo ostentan figuras de narcisos, sátiros y faunos, representados en clave autobiográfica. Estas piezas son auténticos autorretratos del joven pintor, metamorfoseado con el reino animal y vegetal, en un devenir siempre contemporáneo.
Claudia Laudanno
Revista Magenta 11/2003
Muestra grupal Museo Sívori

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